13.7.09

Salta - Día 3

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Miguel Sokolic

Morena corre de la nada y por nada en todo el comedor. Lo hace todo el tiempo. Ladra en decibeles muy agudos y altos, como si clavara una agujita en el cerebro de todos. Cuando llegan visitas no queda otra que vaciarle el frasco de la abuela en el hocico adentro. Pero ese es otro tema.
Me contaron que el mundo se termina. Que si no nos apuramos no llegamos a la cancha de Gimnasia y Tiro, donde todos van por una misma operación, más pandémica que el virus del llamado triunfo. Pero parece que el apocalipsis es algo que no existe. Que Nicolas Cage está descifrando los desastres desde un código numérico en una película que se va al carajo. Que Morena sabe eso, y lo percibe a cada instante.
Ahora Chester también mira mis ojos pegados al monitor, y se hace el que no entiende. Vive adentro de un irse las horas mucho más pesado y a contrapunto de su par, dispuesto a recibir lo que le toca. Para vos lo mejor, le determino, para vos y tu pobreza voluntaria, mi sabio animal. Eso sí: “Wabi” ¿me dejás que le ponga así a tu cachorrito?
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