23.5.11

démosle una oportunidad a la paz

El primer día del festival escuché a Alejandro Schmidt decirle al publico que, ante el slogan, la poesía no es ninguna respuesta. En plena primera ronda de lectura tuve que levantarme porque me llegó un mensajito de alguien que quería comprar el libro de Natale y salí a entregárselo afuera de la Facultad, en las escaleras. Después volví a entrar y decidí escuchar sólo hasta quedar completa la segunda ronda. En el salón de entrada me senté a charlar con Elena, los dos atendiendo las mesas de venta de libros (hola cómo estás andas escribiendo ya viste el video quise editar pero ahora...). Al rato llegó mi compañera y ya nos dispersamos. Me puse a hablar por teléfono para saber qué onda en casa y todo bien aunque no tanto, siempre pasa que hay algo, pero se lleva. No importa. Al terminar la lectura todos salieron y algunos se acercaron a ver los libros. Vendí uno. Ups! otro. Y el último. Una señora agarró el libro de Pablo, le dio una lectura rápida y me preguntó si todo el conjunto se trataba de peleas y desamores entre los protagonistas. Yo le dije que la clave está en el título, que se trata eso. Mi compañera me escuchaba y esperaba paciente, sin ningún reclamo, su mirada atenta. Cuando me desocupé le comenté cómo había comenzado el ciclo, la cantidad de gente que hubo y lo que dijo el poeta. Me concedió una sonrisa y me preguntó qué iba a decir yo cuando fuera mi turno. Y también me reí. Me dieron ganas de leer las cartas de aquellos que nunca me contestaron.