19.6.10

Cuzco Chico / 100619

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rosario montalvan, las manos muertas pueden ser de tus queridos.
hoy no vas a bañarte ni salir a la puerta, vas a estar
donde el café, la cena, después del modo de mirar pasar la gente
alrededor de nuestra plaza, la esquina donde el bar no existe,
y lo digo porque sé. porque de no decirlo haría un viaje de palabras
en divague de ultramar como una flota hundiéndose
revelándose
dejándose llevar por el secreto que supongo hay en estas cosas
de conocernos, desconociéndome, encontrándote.

ricardo bustos, el invierno ya se acaba y ni siquiera ha comenzado
ni empezó la suerte a mostrar su lado torpe, donde ocurre que tal vez
estás más cerca de vos mismo, de tus manos muertas, de las marcas
inconclusas que le van dejando las mañanas y las tardes y las noches.
no lo sé. tu inocencia sube con la media por debajo del zapato
llegando a las rodillas, la bermuda, la camisa que te cubre
y redescubre la sonrisa que se oculta como un submarino.

marcela ten, te acuchilló como a una res el trote de los pensamientos,
la desidia y el vacío en madrugada de la calle donde el alumbrado público
no llena ni logra comprender el vaso alcoholizado que tapa sordamente
la hora de esa felicidad tuya, triste, y el tiempo la sostiene tan humana
con sus manos muertas, brotadas del asfalto y la tierra, las entrañas.
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